domingo, 19 de diciembre de 2010

historia del nombre de madrid

Historia de Madrid I: El nombre de Madrid


Para el periodo visigodo hemos seguido la hipótesis de Jaime Oliver Asín, que es, en líneas generales, la aceptada por todos. En el periodo musulmán, sin embargo, hemos preferido dar por buena la tesis del filólogo J. Coromines y otros, que pone en duda la existencia durante dicho periodo de la doble denominación que defendía Oliver Asín y propone, por contra, la posibilidad de una adaptación fonética al árabe. El estudio de la evolución del nombre tras la reconquista de Alfonso VI, finalmente, lo hemos basado en la documentación de esa época que se conserva, fundamentalmente documentos regios y actas del Concejo.

EL PRIMER NOMBRE DE MADRID

No existe ningún documento o resto arqueológico que permita saber cuál fue el nombre de la aldea visigoda que se asentó durante el siglo VII en torno al arroyo de San Pedro. La evolución posterior del topónimo, sin embargo, permite afirmar, con escaso margen de error, que el nombre de esta aldea visigoda hubo de ser la voz latina y protorromance Matríce (pronunciado matrich), en alusión al manantial y cauce principal de agua en torno al cual creció -arroyo madriz en voz romance-.



NOMBRE ÁRABE DE MADRID

Conforme los territorios de la Península fueron siendo ocupados por los musulmanes, éstos -desconocedores todavía del idioma de los nativos visigodos- hubieron de acomodar los topónimos romances a su fonética árabe, eliminando o sustituyendo los sonidos o grupos que eran extraños para ellos. En la mayoría de los casos, dichas adaptaciones, realizadas en los momentos inmediatamente posteriores a la conquista, adquirieron vigencia con el transcurso del tiempo y luego permanecieron inalteradas, a pesar de que en ese segundo momento ya se generalizara el bilingüismo.

De tal forma, el nombre romance Matríce fue transformado por los musulmanes en Magrit/Mayrit (pronunciado, aproximadamente, machrit), que no sería traducción al árabe de aquél, sino simple adaptación fonética de la voz romance a la lengua de los conquistadores recién llegados. La modificación introducida por los musulmanes habría sido la sustitución de la raiz {trg}, inexistente en su idioma, por la muy frecuente {jrd}. Parece que no hubo, pues, doble denominación durante los dos siglos musulmanes de la villa, sino una sola y única, justamente la inicial desde la creación del poblado, aunque adaptada ahora a las peculiaridades fonéticas de la lengua árabe. Pero también es presumible que, simultáneamente, la población mozárabe nativa continuara utilizando el topónimo inicial en su forma romance, al menos durante los primeros tiempos de la ocupación. Con el transcurso de los años, sin embargo, la forma arabizada -que era, no lo olvidemos, la utilizada por el grupo que ejercía el control- fue desplazando a la original, hasta el punto, creemos, de hacerla desaparecer por completo. De esta manera, sería en adelante la voz arabizada la única oficial y aceptada tanto en el mundo árabe como en el cristiano.


Grafía árabe medieval de Mayrit
Grafía de Madrit en la Carta del Otorgamiento
Grafía de Madrid en el Fuero viejo

Durante la ocupación musulmana está frecuentemente documentado el gentilicio al-Mayriti (el madrileño), que fue aplicado, entre muchos otros, al erudito y polígrafo hispanoárabe Maslamah ben Ahmad al-Mayriti, nacido en Madrid a mediados del siglo X.



EVOLUCIÓN DEFINITIVA DEL TOPÓNIMO

La reconquista de la villa por Alfonso VI en el año 1086 vino a coincidir con el comienzo de la evolución del viejo topónimo hacia la forma moderna que hoy utilizamos. La primera variación, Maydrit/Maidrit, parece derivar claramente del topónimo arabizado, no del romance inicial; no se documenta hasta el siglo XII -por ejemplo, en el documento fundacional del Vicus Sancti Martini, otorgado por Alfonso VII en 1126-, aunque presumimos que pudo haberse comenzado a usar con bastante anterioridad, quizá ya desde los momentos inmediatamente posteriores a la reconquista. Fue, seguramente, el más utilizado hasta comienzos del siglo XIII; a partir de esta fecha aparece ya en muy contadas ocasiones, la última de las cuales -notablemente tardía- es una carta de Juan II al Concejo madrileño escrita el 22 de marzo de 1384.

El término evoluciona a Madrit en el último cuarto de dicho siglo XII -el primer documento que conocemos es un Privilegio de Alfonso VII de 1176-, y la forma castellanizada definitiva, Madrid, aparece ya a comienzos del XIII -en el propio Fuero viejo de Madrid de 1202-. A partir de ese momento, y durante casi tres siglos, ambas formas coexistirán en los documentos (incluso apareciendo juntas en un mismo texto), sin que ninguna de ellas prevalezca de forma clara sobre la otra. La indefinición se resuelve al comenzar el último cuarto del siglo XV -momento coincidente con el inicio del periodo que los lingüistas denominan preclásico-, con la desaparición de la -t final en favor de la -d, que fijará a partir de ese momento la forma definitiva del topónimo. El último documento que conocemos en el que se utiliza la terminación en -t es el acta concejil de 29 de septiembre de 1474.

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